sábado, 11 de junio de 2016

Valor y coraje.

La vida esta hecha para los valientes que se atreven a soñarla...
Porque podéis tener unos sueños llenos de proyectos e ilusiones, pero sin el aliento y la fuerza del coraje nunca se pondrán a caminar. Pensad que el coraje es el mismo sentimiento que el temor, y lo único que lo diferencian son sus grados de intensidad... ya sabéis que si cada día sois un grado menos temerosos, al final os transformaréis en valerosos. Todo es cuestión de que la mente se acostumbre a sentir el contrario de la misma emoción... día a día, grado a grado, hasta sentir que todos los temores se van convirtiendo en sentimientos de arrojo y determinación. Y para lograr la mágica transmutación de los sentimientos sólo os hace falta una cosa: aprender a creer en vosotros mismos. Porque cuando creéis en vosotros, también creeréis en vuestros sueños, y quien cree en sus sueños, el coraje y el valor le vendrán por añadidura.
Creer en lo sueños es triunfar en los deseos...
Meditad que cuando creéis profundamente en vuestros sentimientos, la energía emocional cambia y todas las personas que os rodean percibirán inmediatamente  esa transformación. Y al sentiros transformados adquiriréis seguridad y determinación, los hermanos gemelos del coraje. Porque en fondo somos lo que pensamos y sentimos,  y para una mente llena de arrojo y determinación, sencillamente no hay nada que sea imposible. Y si no observad a las personas que han triunfado en la vida... ¿Acaso se las ve tímidas y temerosas, o más bien valientes y decididas? 
Lo que diferencia a los triunfadores de los fracasados, sólo es el tamaño de sus sueños y el arrojo para conquistarlos...
Recordad que si forzáis un poco los pensamientos y los conducís grado a grado hasta donde vuestros sueños apunten, se abra completado el milagro y os habréis convertido en vuestro propio sueño... Porque si albergáis sueños de amor, antes deberéis ser amorosos, porque si tenéis sueños de aventura, primero tendréis que ser intrépidos... Y no está nada mal moldearos un carácter más soñador y arriesgado donde la vida os genere algo más de emoción, la electrizante posibilidad de convertiros en depredadores de emociones positivas y osados aventureros del corazón. Mi consejo es que creáis con desespero en vuestros sentimientos y los saquéis a relucir sin temores, porque si expresáis sin miedo y con determinación, el coraje será un huracán que os alentará durante toda la vida.
Somos lo que soñamos, vivimos lo que creemos...

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