sábado, 30 de julio de 2016

El actor sale al escenario.

La felicidad se forja con el carácter y se moldea con el temperamento...
Los que todavía no habéis logrado transformar los pensamientos y las emociones, podéis probar sacar al escenario de la vida un personaje totalmente diferente del que sois ahora... Para comenzar, debéis forzar una  sonrisa radiante durante un día entero, aunque no lo sintáis, simplemente probarlo ya veréis los cambios tan espectaculares que se irán produciendo alrededor vuestro. Es el primer día del nuevo personaje feliz y vital, un novedosos actor lleno de frescura que comenzará a atraer personas y situaciones felices y vitales... La verdad es que no os cuesta nada probarlo sólo durante un día, simplemente os lo podéis tomar como un desafío emocionante, una electrizante prueba de vida donde lo único que podéis perder es la tristeza. Y durante las semanas siguientes, solamente tenéis que seguir interpretando al personaje feliz, forzando la sonrisa y un carácter amable cuantas veces hagan falta, hasta que os creáis tanto el personaje, que simplemente os convirtáis en él. Es un poco ser quienes aún no sois, para finalmente transformaros en quienes realmente queréis ser.
Sentir amor para convertir el corazón, regalar una sonrisa para transformar la vida...
Ya sabéis que cuando la mente se acostumbra a sentir una emoción (...ya sea de alegría o tristeza), querrá volver a experimentarla una y otra vez, y si sois capaces de conservar durante sólo una semana ese carácter alegre y afable, no tengáis dudas, porque os acabaréis transformando en ese actor feliz que salió por primera vez al escenario con una sonrisa forzada... El secreto consiste en ir disfrutando con el nuevo papel que vais interpretando, porque los maravillosos cambios que enseguida percibiréis, seguro que os ayudarán a tener cada día más ganas de salir al escenario de la vida para comeros el mundo. Porque ahora el entorno si que os responde como vosotros queréis y soñáis, entonces sólo es cuestión de que la nueva rutina feliz se asiente definitivamente en los pensamientos: el milagro de la transformación de la persona triste, en al actor dichoso... Porque,  ¿quién no desea ser una persona que desprende felicidad y ganas de vivir ?...  Ya sabéis que en el fondo recibimos lo que demostramos, y si no sois felices, no podréis proyectar nada que valga la pena y todos vuestros amigos serán igual de tristes... Porque la gente no quiere en sus vidas personas grises que les oscurezcan el horizonte, desean personas radiantes que les aporten sentimientos de dicha y felicidad, de pasión y vitalidad.
Creer para ser, ser para triunfar...
Porque cuanto más os creáis al nuevo personaje que ha salido a escena, antes transformaréis los sentimientos de tristeza por los emociones de dicha, la magia de creer profundamente en lo que queréis ser y sentir; en lo que deseáis amar y mostrar a los demás sin miedo escénico... Porque si sois de una manera y la vida no responde a todas vuestras expectativas vitales, tan sólo tenéis que sacar al gran teatro de la vida los nuevos sentimientos que queráis proyectar, el nuevo y emocionante actor que terminará convirtiéndose en su propio personaje feliz.... Pues en la vida todo el mundo puede ser aquello que sueña por las noches, el poder de la imaginación que nos ha convertido en todo lo que somos ahora y en todo lo que queramos ser mañana.
Luces, ilusión y coraje; que el nuevo actor debuta en el gran teatro de los sueños...
    
 

viernes, 15 de julio de 2016

Endulzar los sentimientos.

Alma de azúcar, corazón de miel...
Porque la vida sólo es la travesía que experimentan los sentimientos  a través de los desiertos y trópicos de los sueños, el emocionante viaje que los corazones inician con todos los sentimientos aún por decidir... Porque mostraros dulces o amargos, sensibles o egoístas, tan sólo dependerá de la clase sentimientos que queráis que formen parte de vuestra vida y milagros. Pues muchos ya comprendéis, que recibís exactamente lo mismo que proyectáis, una lógica del universo que se basa en la ley de la atracción y en el equilibrio de todas sus fuerzas... y como todos vivimos en este universo tan sensible, nadie se escapa de recibir lo mismo que expresa. Pensad que si no fuera así, la vida perdería todo su sentido y sólo triunfarían los tristes y perezosos, en vez de las personas alegres y vitales... 
Cada perfume que lleva el viento guarda la esencia de una emoción, el agridulce perfume de los sentimientos desnudando el corazón de todos los sueños...
Para endulzar los sentimientos amargos, en primer lugar debéis saber que clase se sentimientos son los que os dominan, aunque esos no sean exactamente los que os atreváis a mostrar al mundo. Porque si ya sois dulces y sensibles (casi todas las mujeres lo sois), la miel ya la lleváis dentro y sólo tendréis que extenderla con el coraje que sólo otorga la ilusión. El problema es cuando esa dulzura no forma parte intrínseca de vuestro corazón (casi todos los hombres), entonces no os quedará otro remedio que sacar al escenario al nuevo actor de la miel.
Somos agua y  fugo, azúcar y sal; el variopinto horno de los sentimientos que decidirá el menú de nuestro carácter... 
Todos los hombres deberíais dejaros enseñar por vuestras mujeres y aprender de sus sentimientos más profundos que la mayoría de  las veces se os escapan. Y vosotras las mujeres tendríais que mostraros siempre tal y como sois, sin complejos y endulzando con pasión el rocoso corazón de vuestros hombres... Y si no se dejan por más que lo intentéis con toda el alma, es porque en realidad sólo se aman a si mismos y los deberíais mantener bien lejos de vuestros dos primeros escudos protectores de energía emocional (ver entrada los tres círculos del amor). Porque en realidad los hombres podéis ser tan dulces y sensibles como las mujeres, tan sólo tenéis que aprender a mirarlas más menudo hacia donde late su corazón y mantener conversaciones con sentido. Ya veréis como ellas responden inmediatamente ante el nuevo actor de miel, a ese nuevo hombre sensible y soñador del que se volverán a enamorar.
Cuando probé el dulce de tus labios supe que había vivido toda la vida sin gusto...