viernes, 15 de julio de 2016

Endulzar los sentimientos.

Alma de azúcar, corazón de miel...
Porque la vida sólo es la travesía que experimentan los sentimientos  a través de los desiertos y trópicos de los sueños, el emocionante viaje que los corazones inician con todos los sentimientos aún por decidir... Porque mostraros dulces o amargos, sensibles o egoístas, tan sólo dependerá de la clase sentimientos que queráis que formen parte de vuestra vida y milagros. Pues muchos ya comprendéis, que recibís exactamente lo mismo que proyectáis, una lógica del universo que se basa en la ley de la atracción y en el equilibrio de todas sus fuerzas... y como todos vivimos en este universo tan sensible, nadie se escapa de recibir lo mismo que expresa. Pensad que si no fuera así, la vida perdería todo su sentido y sólo triunfarían los tristes y perezosos, en vez de las personas alegres y vitales... 
Cada perfume que lleva el viento guarda la esencia de una emoción, el agridulce perfume de los sentimientos desnudando el corazón de todos los sueños...
Para endulzar los sentimientos amargos, en primer lugar debéis saber que clase se sentimientos son los que os dominan, aunque esos no sean exactamente los que os atreváis a mostrar al mundo. Porque si ya sois dulces y sensibles (casi todas las mujeres lo sois), la miel ya la lleváis dentro y sólo tendréis que extenderla con el coraje que sólo otorga la ilusión. El problema es cuando esa dulzura no forma parte intrínseca de vuestro corazón (casi todos los hombres), entonces no os quedará otro remedio que sacar al escenario al nuevo actor de la miel.
Somos agua y  fugo, azúcar y sal; el variopinto horno de los sentimientos que decidirá el menú de nuestro carácter... 
Todos los hombres deberíais dejaros enseñar por vuestras mujeres y aprender de sus sentimientos más profundos que la mayoría de  las veces se os escapan. Y vosotras las mujeres tendríais que mostraros siempre tal y como sois, sin complejos y endulzando con pasión el rocoso corazón de vuestros hombres... Y si no se dejan por más que lo intentéis con toda el alma, es porque en realidad sólo se aman a si mismos y los deberíais mantener bien lejos de vuestros dos primeros escudos protectores de energía emocional (ver entrada los tres círculos del amor). Porque en realidad los hombres podéis ser tan dulces y sensibles como las mujeres, tan sólo tenéis que aprender a mirarlas más menudo hacia donde late su corazón y mantener conversaciones con sentido. Ya veréis como ellas responden inmediatamente ante el nuevo actor de miel, a ese nuevo hombre sensible y soñador del que se volverán a enamorar.
Cuando probé el dulce de tus labios supe que había vivido toda la vida sin gusto...



     

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